“La sociedad votó para terminar con algo que no quería, confió en un cambio, pero este cambio no fue lo que buscaban, y nuevamente se está percibiendo un nuevo periodo de frustración. Muchas veces hemos criticado la irresponsabilidad populista de gastar lo que no se tiene, o tomar medidas ‘simpáticas’ para ganar votos en la opinión pública, hipotecando el futuro y empeorando el porvenir de la gente. Pero lo raro acá es que sectores que criticaron el populismo y su irresponsabilidad, frente al dificultoso momento de la economía se embarcaron en el debilitamiento del Estado en pos de un rédito electoral futuro”, enfatizó.

“Parece que hay una lógica de simpatía de algunas autoridades locales con los que mandan desde Buenos Aires, y algo ha cambiado, pero para mal. Se promueve la baja o derogación de tasas contributivas para obras de gas, derechos de edificaciones, tasas por construcción en la vía pública, tasas proporcionales de alumbrado, exclusiones a empresas para que realicen obras. Todo sobre el supuesto objeto de beneficiar a vecinos o ‘dar ventajas a empresas’. Lo cierto es que generalmente son esos los recursos de los que se nutren los municipios, por ejemplo para la ampliación de zonas de servicios y obras, para educación, cultura y hasta prevención en materia de salud o seguridad. Esto recursos se verán afectados en caso que esta tendencia continúe prosperando”.

"Hasta ahora el estado nacional no estableció políticas que beneficien a la equidad tributaria, pero sí promovió la quita de retenciones a sectores poderosos -algunas coparticipables- e inactivos frente al mal denominado “impuesto a las ganancias” aplicado a trabajadores. Mientras tanto no le encontraron la vuelta a los problemas que verdaderamente afectan la calidad de vida, como la inflación, la desocupación o la baja del poder adquisitivo de la gente”.

“Si propiciamos este modelo: ¿quién va a llevar gas natural a los que no lo tienen?, ¿quién va a llevar servicios sanitarios a los que no tienen cloacas o siquiera agua potable?, ¿quién va a pavimentar nuestras calles de tierra? ¿Quién va a desarrollar coherentemente los barrios más olvidados? ¿Con qué recursos?”

“En la ciudad de Santa Fe por ejemplo mucho se ha avanzado en obras públicas en distintos sectores. Muchas han sido acompañadas por vecinos mediante el sistema de contribución de mejoras, pero hay zonas en las que el Estado debe estar presente y tener políticas de inclusión, donde la gente no puede pagar, y donde debe aparecer la solidaridad contributiva. Y esto fue posible también porque la cultura de los ciudadanos fue la que cambió, comprendiendo, compartiendo y comprometiéndose con la idea de que se necesitan actitudes y políticas que miren el largo plazo, donde se los considere a ellos como personas reflexivas que entienden que es lo que sirve y lo que no de las decisiones que se toman”.

“Ya conocemos las consecuencias de un Estado débil y sin recursos. Sin dudas la gente votó por cambiar, pero no para retroceder. Había que cambiar, pero por un futuro distinto, no parecido al que ya hemos vivido hace años en nuestro país. Porque defender ‘el cambio’ no puede significar volver a los mismos errores y asfixiar a mucha gente o a los sectores productivos”.