En 1966, muy pocos dias después del derrocamiento de Arturo Illia, la educacion universitaria argentina, en este caso, era víctima de otro terrible atropello en manos de la dictadura liderada por el general Onganía.
En la noche del 29 de julio, la Guardia de Infantería de la Policía Federal, bajo las órdenes de los golpistas, expulsaron, agredieron físicamente y llevaron presos a cientos de los miembros de las comunidades académicas. En ese momento, grupos de estudiantes y docentes habían “tomado” los edificios de las facultades Ciencias Exactas y Naturales, Arquitectura, Ingeniería, Filosofía y Letras y Medicina en signo de protesta frente al golpe de Estado y sus decisiones de reemplazar a las autoridades legitimas de esas instituciones. Días como hoy, hechos como estos, nos recuerdan la importancia de mantener la memoria viva y activa para pensar nuestro presente, y elegir nuestro futuro. La educación es nuestro desafío...